Escuche decir
a una pareja de conferencistas en un seminario patrocinado por una empresa de
multinivel, los motivos que les conllevaron a realizar el negocio del marketing
o mercadeo en red. Ciertamente, esta pareja en dicha corporación habían
alcanzado un nivel muy importante de liderazgo. Pero lo más impactante, a mi
parecer, fue cuando la dama, de
profesión docente, expuso sus razones, aún con lágrimas en los ojos, que le motivaron alcanzar sus sueños hecho
realidad. Estos sueños lo llamo “los
sueños de dolor”.
Primeramente
debemos empezar por definir ¿Qué se entiende por sueños? No estoy hablando de los sueños cuando pasamos a un
nivel total de relajación en la etapa de descanso o dormir. Tampoco me refiero a
los sueños reveladores producto del nivel de subconsciente. Estoy hablando de
aquello que anhelamos y queremos
conquistar o nos gustaría hacer o tener.
Son motivos o razones que, en cierta forma, nos impulsa y orienta hacia un fin
predeterminado.
Estos se
dividen en dos modalidades: los sueños de placer, aquellos que nos gustaría tener o hacer para
satisfacer el nuestro propio Ego de confort, tales como: viajar por el mundo,
tener cierta marca de carro o un jet privado, etc. Los otros, son los sueños de
dolor, son aquellos que surgen por una necesidad que nos afecta emocionalmente,
como tener una cómoda y segura vivienda
para mi familia, luchar para no pasar necesidades económicas, mudarme de
habitar en un barrio de alta peligrosidad para una zona segura, etc.
Los sueños de
dolor son los que nos motivan a conquistar las metas, en cambio, los sueños de
placer son motivos pero no de gran impulso como los anteriores. Muchas de las
personas que conozco sueñan de placer pero lo convierten simples ilusiones, no
le dan la importancia como tal, porque están cómodos en su zona de confort. En
cambio, los sueños de dolor se transforman en el combustible para lograr las metas.
Le voy a
comentar otro caso de un docente que conocí en una institución educativa de
perfil rural. Este profesor, narro la
vida que llevo su madre quien fue abandonada por su padre cuando él y sus otros
tres hermanos aún eran niños. Estos
niños viendo el esfuerzo y sacrificio de su madre, que se levantaba muy temprano
para salir a la calle a vender lo que conocemos en Venezuela como empana,
desayuno típico y popular de nuestro país, lograron culminar sus carreras
universitarias y así poder, cada uno de ellos, tener una herramienta en el
futuro con qué defenderse.
Están muy agradecidos
por el esfuerzo y sacrificio de su mamá,
gracias a ella lograron cada uno sus metas de convertirse en profesionales
universitarios. Ahora ellos, sacaron a su madre de la miseria donde vivieron su
infancia, les dieron una casa decente con la comodidad de todos los servicios
básicos y todos ellos están pendientes que no le falte nada.
El profesor, un hombre ya de edad sobre los
cuarenta años, con unas lágrimas que deslizaban por su mejilla, me dijo:
“gracias a mi vieja, todos mis hermanos y yo somos profesionales, por eso a
ella le damos ahora todo; no queremos que pase más trabajo en lo que le queda
de vida”. Un sueño de dolor que se tradujo en una oportunidad para alcanzar el
Éxito.
Me preocupa muchos los jóvenes, futuro de
nuestra sociedad, cuando les pregunto
que quieren alcanzar en la Vida o que quieren ser en el futuro o cuáles son sus
sueños; sus respuestas son muy vagas. De ahí, comprendí que todos tenemos
oportunidades y podemos lograr satisfacer nuestras necesidades que nos afecta
emocionalmente; pero lo más importante es pensar y decidir si las tomamos o
dejamos que otros las tomen por nosotros.
Para finalizar, no importa quién
eres o de dónde proviene, si eres
rico o pobre, blanco o de color, hombre o mujer, joven o viejo; lo que importa
es que descubra cuáles son tus necesidades que te afectan emocionalmente;
entonces, busca el camino exacto que te conduzca a lograr las metas propuestas
y alcanza el éxito en lo que realmente quieres triunfar.
…Y no olvides que tu y yo estamos
en el camino del Éxito…