domingo, 6 de julio de 2014

El Poder de la Gratitud.

Por Lic, Fiorenzo Campeotto L
Filósofo

         La mayoría de las personas desapercibimos la buena acción de agradecer. Me acuerdo durante mi infancia, cuando alguien me obsequiaba algo, por más pequeño o insignificativo que pudriese parecer el regalo, mis padres me decían: “A ver, di Gracias” o sino “Cómo se dice” y uno se veía obligado a decir “Gracias”.  Hoy por hoy, en nuestra sociedad contemporánea y post modernista, muy poco son los padres que educan a sus hijos para que digan “Gracias”.

            Quizás este gesto o actitud, por muy insignificante que podamos ver, encierra en ella un gran poder. Estamos acostumbrados a la rutina y a las acciones mecanizadas del día a día, el cual, nos impide a detenernos en un momento oportuno  para agradecer. Todo pasa y todo sigue igual, pero no es así. El mundo va evolucionando en una velocidad gigantesca gracias a la tecnología y al desarrollo del medio cibernético. Hoy estamos aquí y mañana no sabremos qué pasará con nosotros. Por tal razón, es importante vivir cada momento de la Vida, disfrutar sanamente. En lo rutinario, la diferencia lo marca el aprecio. Cuando agradecemos estamos valorando la vida, al Universo, al Otro, a todo lo creado y existente.

            Si tenemos la voluntad de ir bordando el hábito del agradecimiento, vamos a empezar  ver en nosotros un cambio en nuestro pensamiento y, por ende, en nuestra actitud. Tan sólo al abrir los ojos cuando nos despertamos y decir: “gracias, gracias y gracias”, nos estamos conectando con la Energía Pura, con la energía Creadora del Universo, como lo diría Wayner Dyer: con la Fuente. Nos estamos conectando a lo más hermoso del ser humano: la gracia de Dios o Yave o Alá, como dirían las diversas creencias religiosas. Entramos en conexión con el Bien Absoluto, desde la perspectiva filosófica.

            Cuando desarrollamos el hábito de agradecer empezamos ver nosotros efectos sorprendentes que antes no los veíamos, como el cambio de nuestros pensamientos, del pesimismo al optimismo; descartamos todo  pensamiento tóxicos bien sea nuestros o de otros y desechamos todo lo que nos impida aproximarnos al Bien. Empezamos a cambiar nuestra actitud, valoramos la vida, nuestra existencia y todo lo que nos rodea. Contagiamos a las personas que nos relacionamos con optimismo y positivismo.

            ¿Por dónde empezar a agradecer? La actitud del agradecimiento no posee manual o técnicas algunas que nos orienta cómo hacer. Lo cierto que debe ser un acto voluntario, de consciencia y no impositivo u obligado. Lo aconsejable es agradecer por todo lo que a diario hacemos,  obtenemos y nos relacionamos, por más insignificativo que sea; agradecer por todo lo positivo y, también, lo negativo, ya que gracias a estas experiencias nos enseña a comprender, entender y madurar las circunstancias de la vida,  a otras personas.



            Finalmente, debo decir que el Agradecimiento es un sentimiento de gratitud, por tal razón, es importante proyectarlo hacia fuera para sentirnos Bien con nosotros mismo y, posteriormente, con los demás. Cuando nos sentimos bien, positivos, diferentes,  empezamos atraer todo lo bueno hacia nosotros, nos relacionamos con gente optimista y, poco a poco, lo que anhelamos en la vida,  llega a nosotros en el momento menos esperado, lo atraemos con nuestros pensamientos y actitud positiva.