Una mañana, al despertar,
decidí caminar por una hermosa pradera para explorar los matices de sus hierbas
que adornan su llanura, así como escuchar las armonías de cantos de las diversas
especies de aves migratorias que cruzan
los infinitos horizontes; respirar la pureza de su aire que penetra en
nuestro pulmones desintoxicando de toda
contaminación de un mundo industrializado y, finalmente, sentir la fresca brisa
que acaricia mi rostro señalando el alba del amanecer.
Escuche el agua de un fino y delicado
riachuelo bailando al son de su transitar que viene desde la cima de la montaña
y cruza por las vías de un destino entre piedras y arbustos. Decidí caminar
hacia el ruido originado por las diversas y diminutas cascadas y, de pronto, visualice
una silueta de una persona sentada a la orilla y de espalda a la pradera.
Era
un anciano vestido con un traje marrón, pequeño sombrero de paja depositado en
su cabeza y unas sandalias típicas de la zona conocida como “alpargatas”. Su
rostro estaba adornado con su gris barba y su mirada reflejaba las experiencias
de la vida, acompañada de la ternura que un padre refleja a sus hijos.
Me atreví, con cierto recelo, acercarme al desconocido, saludarlo
con cortesía y educación
-¡Buenos días amigo!, ¡Qué
lindo amanecer!
El hombre volteó hacia la derecha
para ver quién lo estaba saludando y, con toda su serenidad y dulzura, me
respondió:
-¡Buenos días Señor!
Me atreví hacer una pregunta:
-¿Es usted de aquí?
El viejo afirmo con el gesto
de la cabeza el “sí”. Luego proseguí buscar una conversación amena e iniciar el
efecto empático con el anciano.
-Esto es una hermosura. ¡Qué
divino es! ¡Qué grande y sabia es la naturaleza!
El
viejo de la orilla volvió a girar su cabeza hacia mí, con una sonrisa inocente que adornaba su
rostro, apuntó su mirada con la mía y dijo:
-Esto es Vida; es Vivir.
Prosiguió el anciano:
-Fíjate el agua cristalina
del río, en ella no hay ninguna maldad impregnada, está serena y sigue su
curso, porque viene de arriba y todo lo
que viene de arriba es bueno; además, sabe hacia dónde va.
En su camino
consigue piedras de todo tamaño: unas grandes como aquella roca – señalando
diagonalmente hacia su izquierda- y otras pequeñas como éstas –introdujo su
mano derecha hacia en el agua y tomó un piedra marrón que abarcaba todo su
puño-.
Siguió comentado el anciano:
-A pesar de estas piedras
que cruzan su camino y algunas se convierten en grandes obstáculos, con el
tiempo adornan la belleza de su cauce y…¿sabes por qué?
¡No! –le respondí-
Porque el río no se detiene,
sigue su rumbo y supera los obstáculos de su vida como riachuelo. –Me dijo el
anciano- Por lo tanto, el río conoce el
efecto de la resiliencia, y ¿Sabes lo qué es?
Le respondí,
-Conozco algo de ella.
Supongo que es la capacidad que tiene cada persona por superar un momento de
dolor dentro de su estado emocional.
El anciano se echo a reír de mi comentario y volvió a
tomar la palabra:
-Te invito a que metas tus
pies descalzos aquí en esta orilla. –señalando una orilla cargada de todo
tamaño de piedras, unas grandes otras
pequeñas, diferentes colores, negras, verdes por las algas, grises, blancas,
etc-.
Me atreví meter los pies y sentí el frió de su agua. Me
incomodé y quise salir rápido hacia la orilla. El anciano se echo a reír y
dijo:
-Tú eres un hombre valiente,
lo estás demostrando; ¡Aguanta! camina, salta, baila, corre, lo que quieras
hacer, pero resiste, no abandones; supera el dolor, la incomodidad
del frío y te acostumbrarás a él, luego te atreverás meterte de nuevo al agua,
sin miedo y sin vacilaciones.
Así fue, permanecí en él, unos quince minutos hasta que el anciano me
dio la orden de salir del riachuelo. Prosiguió explicar lo que ocurrió con esa
prueba.
-Esa es la Resiliencia.
Superaste el dolor y la incomodidad que la fría agua y las piedras produjeron en
ti. No abandones nunca tus proyectos, tus metas, tus sueños. Podrás sentir dolor con pisar las piedras; podrás congelar
tus pies por el frío del agua del
manantial, pero, sobre todas las cosas, resiste y nunca desistas; que tu
vocabulario borre la expresión “no puedo”, porque las palabras decretan. Esto
es lo que marca la diferencia entre triunfar o perder; entre el éxito o el
fracaso. La decisión va ser tuya y la próxima vez, no estaré allí para decir que aguantes y te
quedes unos minutos más.
Permanecí en silencio escuchando las palabras tan
motivadoras y sabias del anciano. Solo en algunas conferencias había escuchado
palabras de motivación; pero nunca de una persona directa y a solas con tanta
sabiduría, amor y paz como aquel hombre de la orilla del río.
Prosiguió comentando:
-Mira allá arriba.
–Señalando el sentido contrario de la dirección de las aguas del cauce- Allá
arriba nace este río y mira todo su trayecto, se ve cerca pero está lejos. Te
has preguntado cuántas piedras, troncos, ramas y otros obstáculos se consiguió para
avanzar. Quizás detenga su fuerza de empuje, pero el río sabe vencer y se
filtra por ella hasta hacer un enorme agujero apartando todos estas barreras para
tomar fuerza y seguir su dirección.
Me estaba deleitando con su comentario, reflexionando
palabra por palabra, mientras el anciano seguía hablando:
-Todas esas trabas, que el
agua del río venció a través de su recorrido, adornan su belleza y limpia su
Ser, quedando así purificada su esencia. Quizás las tormentas tiendan a romper
su equilibrio, pero con la salida de nuevo del Sol, con el tiempo, retoma su
normalidad.
El anciano se dio cuenta que yo estaba atónito escuchando
sus sabios argumento y tan solo pude decir:
-Cierto.
Aquel hombre siguió con la metáfora y su similitud con la vida de las personas:
-El río conoce su cauce y va
haciendo camino, porque conoce su Ser, conoce lo que es: un río. Solo
conociendo lo que es, vive en armonía y busca el equilibrio del ecosistema. No
existe otra explicación de la “filosofía del río”.
-¡Wow! –exclamé. El anciano
me acababa de decir los cuatro pilares elementales, base del Mundo Global según
la UNESCO: aprender a conocer; aprender a Hacer; aprender a Convivir y aprender
a Ser-.
Por unos instantes, pensé que el anciano no era una
persona forastera común, aunque sus rasgos físicos y su forma de vestir eran típicos
de las personas campesinas de la zona. Él representaba algo más, misterioso pero digno de estar a su lado por sus consejos. Entonces,
surgió en mi mente unas series de preguntas tales como: ¿Quién es en verdad
este Señor?, ¿Qué querrá decirme? ¿Cómo sabe tanto?...
El hombre leyó mis pensamientos y prosiguió sus
comentarios, evitando así mi distracción mental:
-El río sabe ubicarse dentro
del mundo creado y cuando viene la tormenta que desequilibra su cauce, aprende
a ordenarse de nuevo y vuelve a tomar su dirección de origen.
Lo que me estaba diciendo no era más que los pilares de
Bert Hellinger, el fundador de las constelaciones familiares: Aprender a
reconocer; aprender a pertenecer, es decir, sentirme parte de…; Aprender a
ubicarme, es descubrir y tener claro cuál es mi rol en la sociedad y Aprender a
Ordenarme, es poner en equilibrio mi vida.
Y… ¡no bastaba lo que había aprendido! Tenía algo más que
enseñarme:
-Es muy valioso conocer la
Misión que todos tenemos para luego tener en claro tu Visión, porque todos
somos modalidades de aprendizaje.
¿Qué quiso decir con esto? me pregunté; pensé que el
anciano estaba extralimitando las fronteras del conocimiento, pero una vez más
parece que éste puede leer los pensamientos del interlocutor e interrumpiéndome
me hizo una pregunta:
-¿Conoces cuál es tu
modalidad?
Le respondí con dudas y un poco de incertidumbre.
-Bueno sí… creo que tengo
algo claro cuál es mi visión y mi misión…
-Ja, ja, ja, -se rió
inocentemente- Tienes algo en claro ¿no? Pues, yo sí he visto cuál es tu
modalidad de aprendizaje. He visto en tu mirada que eres una persona cargada de
conocimientos humanísticos y te gusta que otros se superen en la Vida, por lo
tanto, más que tu visión tienes una gran misión y no resistas de ella.
-¿cuál es? –le pregunté-
Me respondió con toda sencillez:
-Debes enseñar a otros a
tomar consciencia que:
- El
futuro no es igual que el pasado. A partir de lo que somos será nuestro
futuro.
- Cada
quien crea su propio proceso; por lo que tu misión es guiar a otros a
lograr lo que quiere en la Vida.
- Cada
quién crea su propio mapa, pero nunca olvides que el mapa no es el
territorio; trata de enseñar que
cada uno de nosotros tenemos nuestra propia representación del mundo y
para lograr lo que queremos debemos entender y liberar. Si quieres cambiar
tu realidad empiezas por cambiar tu mapa mental, por lo tanto, “creer es
crear”. Al tener fe en tus
potencialidades, ya está creando,
pero nunca dejes a un lado la Fuente del Amor: Dios.
- Ayuda
a otros a que vea sus opciones y posibilidades en la Vida. Sal de los
esquemas de confort y no olvides que:
“Nada
te ata, excepto tus pensamientos;
Nada te limita, excepto tus miedos y
Nada te controla, excepto tus creencias”
(Anónimo).
- Lo
que focalizas es lo que obtienes. Ayuda a otro a cumplir sus metas, pero
nunca dejes a un lado las tuyas.
Finalmente, me dijo otro de sus sabios consejos:
-Empieza a cambiar tu vida
como un espiral de adentro hacia afuera y tendrás el suficiente argumento y testimonio para que
otros también puedan hacerlo; no te quejes; toma el timón del cambio, solo así
en silencio y tu actitud, sumarás esfuerzos; entonces, serás parte de una
sociedad más equilibrada, armónica y respetuosa. Ahora te invito a que cierres
tus ojos y escuches, solo por unos instantes, los sonidos de tu alma porque allí
está la energía, esperanza y optimismo.
Proseguí cerrar
los ojos, cuando de repente escuche el
sonido de la alarma de mi celular. Ya estaba amaneciendo, era hora de despertar
y seguir andando en la vida, la cual ya no era la misma del día anterior, porque
me fue revelada una misión, dada por los consejos extraordinarios en aquel encuentro con la Sabiduría de la Vida,
reflejada en un anciano a la Orilla del río.
…Y
no olvides que tú y yo estamos andando en el camino del Éxito…
Para otro tema de interés
puede enviarnos tu petición o comentarios por medio de:
Correos electrónicos:
formadoresdexito@hotmail,com
fiorenzocampeotto@gamil.com.
facebook: Campeotto L.
Fiorenzo
Blogger:
fiorenzocampeottol.blogspot.com
El presente artículo no
puede ser reproducido, almacenado, transmitido o utilizado de manera alguna ni
por ningún medio ya sea electrónico, químico, mecánico, óptico, de grabación o
electrográfico, sin el previo consentimiento por escrito del Autor.