Sócrates parte del supuesto que todos, hombres y
mujeres, estamos llamados a ser felices. Es cierto, es la constante búsqueda de
todo individuo: Aspirar a la felicidad; por ende, ésta se convierte en una ley
irrevocable del Éxito. Todo ser humano al nacer está llamado a ser feliz,
inicia la constante búsqueda de poner orden al caos de su vida para lograr su
máximo sueño: La felicidad; nuestras acciones pone en función a ella; para unos
está depositada en las riquezas materiales o un buen automóvil o en la belleza
física, pero en fin, el verdadero
sentido de felicidad para Sócrates no radica, en su totalidad, en estos
elementos.
Para Sócrates
todo lo antes mencionado son insuficientes para aspirar a la felicidad, ¿por
qué? Porque son elementos transitorios y no trascendentales. Para lograr su
trascendencia deben ser aplicados para y por el Bien, es decir, en el buen uso
de ellos, no como elemento subjetivo de satisfacción personal sino factores
objetivos del Bien personal y colectivo.
No
obstante, para este filósofo griego estos factores de estética, materiales y
reconocimientos solo pueden ser considerados como Buenos si son analizados por
la sabiduría; factor de suma importancia en todo accionar del ser humano. La
sabiduría se convierte en la esdrújula de todas las actividades, por emprender
y emprendidas, para conquistar la
felicidad, ya que puede transformar nuestro accionar en actitudes por y para el
Bien.
La realización
de una acción sabia rechaza automáticamente todo lo negativo, por ejemplo: si
aspiramos al éxito debemos empezar por cambiar nuestra actitud y, solo la
logramos, optando por transformar todo
pensamiento negativo en positivo; esto nos conduce a buscar la felicidad en lo
bueno de una acción, ver la Vida desde
la óptica positiva, hacer todo lo que vamos a emprender para el Bien. Desde
esta perspectiva podemos hablar sobre la aplicación ética en todos nuestros
proyectos de Vida porque lo estamos haciendo bajo la consciencia de sentirnos
Feliz y, la felicidad es Paz, tranquilidad, armonía.
Bajo
este orden de ideas, según Sócrates, la
felicidad, al formar parte de la sabiduría, va a pertenecer a un sistema de continuo aprendizaje, porque nos
enseña a conocer las virtudes y ponerlas en función del Bien. Por lo tanto,
cuando nos afrontamos a los errores de la Vida, éstos pasan a formar parte de experiencias, a
diferencia de las virtudes que es un saber; si nos equivocamos corregimos y rectificar es una
virtud de sabio, solo el necio queda en lo errado.
En
fin, podemos decir que existe momentos de fracasos y derrotas, todo depende de
la perspectiva que lo mires; si no te levantas de nuevo, el fracaso pasa a ser
el grave problema de tu vida, se convierte en una tormenta sin fin; no podrás
ver al futuro porque tiene la mente
obstruía, pierdes las esperanzas de encontrar la luz en la oscuridad.
Por otra parte, cuando el fracaso lo mira como
error, tendrás el coraje de emprender
nuevas acciones, te levantas a tomar nuevos rumbos, no te importa comentarios
algunos que pueda perjudicar tus sueños, sino la meta que tiene en la mira para
ser alcanzada; entonces, tendrás la experiencia de convertir todo lo negativo
en positivo; en tu historia solo se escribirá “no existe fracasos sino
derrotas”.
Finalmente,
Sócrates nos invita que la sabiduría por sí sola no logra mucho conocer lo
bueno sino va acompañada de la educación; ésta no debe ser vista como algo colectivo sino como un sistema entrelazado con
el todo, para que el individuo sea formado como una persona integral y lograr
la sana convivencia con el medio ambiente y la sociedad en que nos
desenvolvemos. Toda persona que aspira
al Éxito necesita estar en una constante dinámica educativa para su sana salud
metal, espiritual y física en la constante búsqueda de la felicidad.
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